De todas formas, aunque los días en el hospital se hacen eternos, no me puedo quejar porque recibí muchas visitas. Y eso es algo que se agradece enormemente, porque te demuestran que les importas. Mi familia, coordinada a la perfección con Guille para no dejarme sola ni un momento, eso es genial!
Y luego en casa... yo creía que enseguida podría correr, saltar, reirme a carcajada limpia, simplemente ser yo. Pero enseguida me doy cuenta de que esto va a llevar más tiempo del que yo creía... Siguen las visitas, que se agradecen de la misma manera que en el hospital. Pero el estar en casa, hace que todo sea más agradable, con mis padres, pendientes de mí... me dejo mimar.
Poco a poco, empiezo a poder reirme, a caminar un poco más derecha... pero todo poco a poco. ¿Por qué no es mucho a mucho? Paciencia, me dice mi padre, hay que tener paciencia... Pero si es que por todo hay que esperar!! Que se me va a pasar la vida esperando!! Que voy a cumplir ya los 30!!!
En fin! que no me queda otra que esperar...
Y la bici, mientras, también esperándome a mí...
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